Bitcoin, la primera moneda virtual en la era digital

Barcelona, 7 de mayo del 2013.-  Una moneda que un día cotiza a 266 dolares y un día después, baja hasta 65 dólares, sería pasto de especuladores y pérdidas sobresalientes. Esto es lo que le ha ocurrido a Bitcoin, que según el diario Expansión:

Aunque virtual, se trata de una moneda con validez legal. Es decir, sirve para comprar bienes y servicios allí donde la acepten.En realidad, el número de establecimientos que acepta bitcoins es reducido. Una historia ya célebre es la de Domino’s Pizza, que desde 2010 permite comprar pizzas por Internet con bitcoins (ver www.pizzaforcoins.com). En España, firmas como www.lowcom.es, especializada en desarrollo de páginas web, o www.empresas-de-españa.es, de bases de datos, también lo hacen, según el portalwww.monedabitcoin.es. Y en 2011, las inmobiliarias cántabras Altamira 21 y Cantabria Rústica anunciaron que aceptarían bitcoins. En aquel entonces, la moneda rondaba los 11 dólares.El bitcoin sirve, principalmente, para comprar comida para perros y gatos, libros, dominios web y artículos de promoción de una marca, aunque hay algunas excepciones curiosas.Recientemente, por ejemplo, se vendió un Porsche Cayman por 300 bitcoins. El comprador pagó 4 dólares por cada una de estas monedas, con lo que desembolsó sólo 1.200 dólares por este deportivo. El vendedor, a día de hoy, perdería dinero: a un tipo de cambio de 50 dólares, ingresaría 15.000 dólares.

Además, existen portales online que sólo aceptan bitcoins. Es el caso de la casa de subastas online Bitmit y del portal de contenidos digitales Coindl.

La moneda es emitida por un algoritmo complejo, ideado en 2009 por Satoshi Nakamoto (un alias), que simula el minado de materias primas. Básicamente, los usuarios ceden parte de la capacidad de procesamiento de su ordenador a cambio de bitcoins. El sistema, por su naturaleza, se vuelve más complicado cuantas más personas participan en él.En la práctica, cualquier persona particular puede comprar y vender bitcoins, sin límites más allá de la ley de la oferta y la demanda, y referenciados a los tipos de cambio que establece diariamente el BCE. Precisamente, la estructura P2P (persona a persona) sobre la que funciona este mecanismo elimina la necesidad de que exista una administración central, de forma que ningún organismo o autoridad puede manipular los bitcoins o crear inflación al producir más.

Sin embargo, en la era digital en la que vivimos, donde los pagos cotidianos los haremos a través del móvil, una moneda virtual, como bitcoin, no es tan descabellado. Lógicamente, habría que bajarla al mundo físico y someterla a todas la reglas del dólar, euro, yen, etc. La última palabra la tendrá el consumidor, y las Administraciones Públicas en sus próximas regulaciones.

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